sábado, 1 de junio de 2013


                        ¡Vivan los novios!

Con el descenso de los enlaces y la notable caída de la natalidad parecería que a la expresión popular le ha pasado su época. Pero no es verdad. En este mayo florido quiero pregonar un esperanzador «¡vivan!»: a los que creen en el amor; a los que emprenden un proyecto de vida común; a los que renuncian a su individualidad para integrarse con la del otro; a los que se entregan con intención de permanencia; a los que no quieren ni pueden vivir sin el otro; a los que necesitan que el otro les necesite; a los que comparten todo lo que tienen; a los que quieren ver la vida desde dos puntos de vista; a los que se ponen en el lugar del otro; a los que están dispuestos a perdonar, aun sin entender; a los que procuran el bien del otro, incluso a costa del suyo; a los que quieren multiplicar por dos sus éxitos, ilusiones, alegrías y aspiran a dividir por dos sus preocupaciones, desilusiones y pesares; a los que creen que vivir con el otro es su mejor negocio. Después, quizás, la vida venga con las rebajas y esos buenos propósitos no coincidan con la realidad. Pero aquello que pretendieron les queda como referente. Era punto de partida y podrá serlo siempre de retorno. Eran estrellas que nunca, nunca, se alcanzan pero que marcan la ruta. Por eso, en las bodas, a tiempo y destiempo, debemos seguir proclamando con júbilo: ¡Vivan los novios!

Federico Fernández de Buján                                             
18 de mayo de 2013      La Voz de Galicia