jueves, 14 de julio de 2016

210. En todo caso, si se reconocen con claridad los puntos débiles del otro, es necesario que haya una confianza realista en la posibilidad de ayudarle a desarrollar lo mejor de su persona para contrarrestar el peso de sus fragilidades, con un firme interés en promoverlo como ser humano. Esto implica aceptar con sólida voluntad la posibilidad de afrontar algunas renuncias, momentos difíciles y situaciones conflictivas, y la decisión firme de prepararse para ello. Se deben detectar las señales de peligro que podría tener la relación, para encontrar antes del casamiento recursos que permitan afrontarlas con éxito. Lamentablemente, muchos llegan a las nupcias sin conocerse. Sólo se han distraído juntos, han hecho experiencias juntos, pero no han enfrentado el desafío de mostrarse a sí mismos y de aprender quién es en realidad el otro.

viernes, 1 de julio de 2016

Calendario Cursillos Prematrimoniales 2017 en Edith Stein


209. La preparación de los que ya formalizaron un noviazgo, cuando la comunidad parroquial logra acompañarlos con un buen tiempo de anticipación, también debe darles la posibilidad de reconocer incompatibilidades o riesgos. De este modo se puede llegar a advertir que no es razonable apostar por esa relación, para no exponerse a un fracaso previsible que tendrá consecuencias muy dolorosas. El problema es que el deslumbramiento inicial lleva a tratar de ocultar o de relativizar muchas cosas, se evita discrepar, y así sólo se patean las dificultades para adelante. Los novios deberían ser estimulados y ayudados para que puedan hablar de lo que cada uno espera de un eventual matrimonio, de su modo de entender lo que es el amor y el compromiso, de lo que se desea del otro, del tipo de vida en común que se quisiera proyectar. Estas conversaciones pueden ayudar a ver que en realidad los puntos de contacto son escasos, y que la mera atracción mutua no será suficiente para sostener la unión. Nada es más volátil, precario e imprevisible que el deseo, y nunca hay que alentar una decisión de contraer matrimonio si no se han ahondado otras motivaciones que otorguen a ese compromiso posibilidades reales de estabilidad.
                                                                 Papa Francisco

jueves, 19 de mayo de 2016

208. Conviene encontrar además las maneras, a través de las familias misioneras, de las propias familias de los novios y de diversos recursos pastorales, de ofrecer una preparación remota que haga madurar el amor que se tienen, con un acompañamiento cercano y testimonial. Suelen ser muy útiles los grupos de novios y las ofertas de charlas opcionales sobre una variedad de temas que interesan realmente a los jóvenes. No obstante, son indispensables algunos momentos personalizados, porque el principal objetivo es ayudar a cada uno para que aprenda a amar a esta persona concreta con la que pretende compartir toda la vida. Aprender a amar a alguien no es algo que se improvisa ni puede ser el objetivo de un breve curso previo a la celebración del matrimonio. En realidad, cada persona se prepara para el matrimonio desde su nacimiento. Todo lo que su familia le aportó debería permitirle aprender de la propia historia y capacitarle para un compromiso pleno y definitivo. Probablemente quienes llegan mejor preparados al casamiento son quienes han aprendido de sus propios padres lo que es un matrimonio cristiano, donde ambos se han elegido sin condiciones, y siguen renovando esa decisión. En ese sentido, todas las acciones pastorales tendientes a ayudar a los matrimonios a crecer en el amor y a vivir el Evangelio en la familia, son una ayuda inestimable para que sus hijos se preparen para su futura vida matrimonial. Tampoco hay que olvidar los valiosos recursos de la pastoral popular. Para dar un sencillo ejemplo, recuerdo el día de san Valentín, que en algunos países es mejor aprovechado por los comerciantes que por la creatividad de los pastores.

miércoles, 11 de mayo de 2016

207. Invito a las comunidades cristianas a reconocer que acompañar el camino de amor de los novios es un bien para ellas mismas. Como bien dijeron los Obispos de Italia, los que se casan son para su comunidad cristiana «un precioso recurso, porque, empeñándose con sinceridad para crecer en el amor y en el don recíproco, pueden contribuir a renovar el tejido mismo de todo el cuerpo eclesial: la particular forma de amistad que ellos viven puede volverse contagiosa, y hacer crecer en la amistad y en la fraternidad a la comunidad cristiana de la cual forman parte». Hay diversas maneras legítimas de organizar la preparación próxima al matrimonio, y cada Iglesia local discernirá lo que sea mejor, procurando una formación adecuada que al mismo tiempo no aleje a los jóvenes del sacramento. No se trata de darles todo el Catecismo ni de saturarlos con demasiados temas. Porque aquí también vale que «no el mucho saber harta y satisface al alma, sino el sentir y gustar de las cosas interiormente». Interesa más la calidad que la cantidad, y hay que dar prioridad —junto con un renovado anuncio del kerygma— a aquellos contenidos que, comunicados de manera atractiva y cordial, les ayuden a comprometerse en un camino de toda la vida «con gran ánimo y liberalidad». Se trata de una suerte de «iniciación» al sacramento del matrimonio que les aporte los elementos necesarios para poder recibirlo con las mejores disposiciones y comenzar con cierta solidez la vida familiar.
AMORIS LAETITIA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

jueves, 28 de abril de 2016

206. «La compleja realidad social y los desafíos que la familia está llamada a afrontar hoy requieren un compromiso mayor de toda la comunidad cristiana en la preparación de los prometidos al matrimonio. Es preciso recordar la importancia de las virtudes. Entre estas, la castidad resulta condición preciosa para el crecimiento genuino del amor interpersonal. Respecto a esta necesidad, los Padres sinodales eran concordes en subrayar la exigencia de una mayor implicación de toda la comunidad, privilegiando el testimonio de las familias, además de un arraigo de la preparación al matrimonio en el camino de iniciación cristiana, haciendo hincapié en el nexo del matrimonio con el bautismo y los otros sacramentos. Del mismo modo, se puso de relieve la necesidad de programas específicos para la preparación próxima al matrimonio que sean una auténtica experiencia de participación en la vida eclesial y profundicen en los diversos aspectos de la vida familiar»

miércoles, 20 de abril de 2016

AMORIS LAETITIA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

205. Los Padres sinodales han dicho de diversas maneras que necesitamos ayudar a los jóvenes a descubrir el valor y la riqueza del matrimonio. Deben poder percibir el atractivo de una unión plena que eleva y perfecciona la dimensión social de la existencia, otorga a la sexualidad su mayor sentido, a la vez que promueve el bien de los hijos y les ofrece el mejor contexto para su maduración y educación.

lunes, 7 de marzo de 2016

74 años de matrimonio




















74 años de Matrimonio. 
Francisca 99 años y Florencio 101 años, con hijos, 18 nietos y 17 bisnietos.
Francisca: "Mis hijos están haciendo lo mismo con nosotros, están pendientes de todo, porque les enseñé así, dando ejemplo. ¿Consejos? Mucha paciencia. No repetir aquello que ya sabemos que, al otro, no le sienta bien y que la gente lo piense bien, muy despacio, porque parece una cosa y luego es otra, ¡que los de ahora no saben aguantar! Y esto es para siempre... Aunque por muchos consejos que demos, siempre será difícil acertar..."
Florencio: "Ha sido muy buena madre y muy buena señora para mí y así está todo dicho"
06/03/2016 EL MUNDO

miércoles, 2 de marzo de 2016

    Mi fotoESPECIE PROTEGIDA

    Hablo de las jóvenes profesionales que apuestan por formar una familia y se quedan embarazadas
    Son unas valientes. Algunos dirán que osadas por asumir retos impropios en tiempos difíciles. Cierto que son «retos» en «tiempos difíciles». Discrepo que sean «impropios». Desde mi admiración las califico de «audaces»: por adoptar una decisión generosa; ser capaces de arriesgar; asumir, con consciencia, problemas objetivos; y afrontarlos de buena gana, sabiendo que vale la pena. Por ello, merecen reconocimiento y gratitud. Hablo de las jóvenes profesionales, todas con gran esfuerzo —algunas con importante especialización, inicio de éxito y arduas responsabilidades—, que deciden apostar por formar una familia y se quedan embarazadas del primer, segundo o tercer vástago. Cada caso es único y solo los padres pueden decidir su modelo de familia, en atención a las circunstancias que condicionan hacer realidad su deseo.
    Con su animosa decisión proporcionan: una persona con expectativa de contribuir a mejorar el mundo; un ciudadano para sacar adelante el país; un hermano/a, que será el mejor regalo para el primogénito/a, si lo hay; un nieto, gozo inefable para sus abuelos; un futuro cotizante a la Seguridad Social que garantiza el pago a los pensionistas; en suma, una esperanza de sobrevivencia para este mal llamado «primer mundo», que se extingue por inanición a causa su alarmante baja natalidad.

    Todo se hace realidad por la generosidad de esas madres que, con pocas ayudas y bastante incomprensión socio-laboral, son unas «mártires concepcionistas». Pensando también en esos jóvenes progenitores, escribió Virgilio en la Eneida: «La fortuna sonríe a los audaces». La sociedad, veinte siglos más tarde, debería reconocer en las jóvenes madres, que sacrifican tanto, una «especie protegida» y, después, obrar en consecuencia.

    • 26 feb. 2016
    • ABC
    • FEDERICO FERNÁNDEZ DE BUJÁN